Cómo pasa el tiempo tan rápido, en nada volvemos a celebrar el día de los difuntos, para muchos ya el famoso Halloween. En esta entrada, os traigo una tarta que va acorde con estas fechas, aunque el motivo de hacerla no fue para celebrar esta festividad. Sino para el novio de Ana, con el cual quería tener un detalle para celebrar de manera íntima su cumpleaños. Y digo íntima, porque la tarta es pequeña, sólo para dos personas.
La tarta representa un tatuaje que el chico tiene en su pierna, además él es tatuador y bueno ¡le encanto ver su tatuaje en volumen!.
Está rellena de buttercream de fresa y cubierta con una ganaché de chocolate negro. Forrada con fondant (pasta de azúcar) de color negro y rojo.
La calavera y las rosas están realizadas en pasta para flores, pintadas con colorantes alimentarios, osea que se pueden comer tranquilamente.
He intentado ceñirme al tatuaje de la manera más fiel posible, espero que os haya gustado. Y aprovecho para recordar que este tipo de tartas requieren de mucho tiempo y dedicación para realizarlas, por lo que si os estáis pensando encargar una hacedlo con tiempo chic@s. Nos vemos en el próximo post ;)
No hay comentarios:
Publicar un comentario